Padre

Empecemos con el pecado más importante. ¿Has hecho alguna travesura?

Escucha, tal vez ya estás jodido.

Si quieres que salve tu alma, tienes que contarme todo.

Me avergüenzo de mí mismo, de los obstáculos.

Es un comienzo.

Sí, sí, la tentación es grande cuando el Señor le da a un niño los pechos de una mujer.

Si está coronando a la pequeña colmena con un adorno de pelo que atraerá a la abeja.

¿Has pecado con esta pequeña melodía destinada al nacimiento de los niños?

Sí, padre.

Siéntate en el escritorio.

Para ganar tu confianza, quiero darte un adelanto de la absolución.

Limpiaré tu regazo, este juguete de injuriosidad.

Después de que te haya dado esta gracia, me contarás con detalle el alcance de tus pecados.

Estaba jugando con el pico.

Eso pensé. ¿Y cómo?

Ya sabes, jugando.

Si te da vergüenza decírmelo, muéstramelo.

Te lo prometo, créeme.

Oh, sí, diría la verdad.

¿Y qué más has estado practicando?

Me lo metí en la boca.

¿Pero cómo lo hiciste?

¿Intentas parecer desagradecido?

Ya estás medio limpio si me interrogas como a tus intentos.

Así que pronto...

¿Qué? ¿Sólo la araña?

Oh, Dios, su pecadora.

...